Julián Collados es guionista y director general de T22, la tierra de los cisnes, obra que se estrenó en el Teatro Del Globo el 22 de Mayo del 2010. El elenco está integrado por actores con y sin discapacidades que interpretan una historia que nos muestra el concepto de igualdad desde un punto de vista muy especial. T22 cuenta con el apoyo de CONADI y el INADI; el día 9 de noviembre será declarada de interés general por la Cámara de Diputados en una noche que contará con una presentación especial de la obra.
Comencé a preguntarle sobre sus inicios en la actuación: para él todo se dio en forma y tiempo cuando decidió comenzar sus estudios en el año 1996; a partir de ahí trabajó en varios roles relacionados al teatro: “Siempre me gustó hacer de todo”. Razón no le falta para sentir eso ya que ha trabajado y trabaja como actor, director, guionista, iluminador, sonidista y hasta diseñador gráfico en ciertas ocasiones. “Enseñar es una gran pasión” me decía Julián mientras me contaba sobre su academia de actuación (Donarte), continuaba con su idea diciendo que “no sólo se busca brindar formación artística sino también social, espiritual y humana”.
En vista de la facilidad y las ganas de hablar por parte de mi entrevistado, decidí pasar directamente a preguntar sobre su obra T22, la tierra de los cisnes. El entusiasmo y el placer de hablar de esa obra se notaba en sus ojos y al darme cuenta que él no sabía por dónde empezar le pregunté sobre el origen del guión. Julián sentía desde chico un gran interés por el cuento El patito feo, escrito por Hans Christian Andersen. Sin que haga falta aclarar lo esencial de la trama de aquel famoso cuento, tuvo la idea de trasladarla a la sociedad y (lo más interesante) relacionarla a las discapacidades de las personas. Así nació el guión de T22 pero, como me decía su autor :“sólo fue el primer paso de un largo camino” . Varios meses después, se pudo conseguir el dinero para la realización de la obra y se debió iniciar el casting para juntar al elenco.
“No sabíamos si armar dos días de casting, uno para los actores con discapacidades y otro para los actores sin discapacidades. Pero rápidamente descartamos eso, nos pareció querer empezar con el pie izquierdo”. Julián se sorprendió al ver a casi 400 personas el día del casting: “Si bien el casting tuvo algo de publicidad, no esperábamos tanta gente”. Cuando quise saber sobre las personas que fueron al casting, él dijo: “La mayoría de los actores con capacidades diferentes eran no videntes, había muy pocos discapacitados motrices “. El director de T22 me explico que la actuación se plantea para la mayoría de las personas con discapacidades motrices como algo difícil, no se intenta promover en este grupo el interés o las ganas de actuar: “La actuación es y debe ser algo para todo el mundo” me dijo acertadamente Julián. Él quedó muy conforme con el casting, me remarcó (y lo volvería hacer al hablar de los ensayos de la obra) que los actores no videntes mostraban una gran habilidad actoral: “Sabían pararse en el centro mismo de la luz, poseían una capacidad notable para cantar y el hecho de leer los textos sin necesidad de bajar la cabeza los ponía encima de otros actores”. Mi entrevistado mostraba cierta bronca al decirme que una persona no vidente no puede recibir la misma formación profesional que un actor vidente: “Ellos no pueden asistir a las academias o escuelas de actuación profesionales, ya que es muy difícil para estos lugares afrontar el costo de un curso especialmente creado para los no videntes”. Pese a esto, los actores no videntes muestran una tenacidad y una capacidad que sólo puede fomentar el más profundo respeto. Unos días después del casting, el elenco quedaba formado por actores no videntes, actores con discapacidad motriz, actores con síndrome de down, actores sin discapacidad y un persona enana.
Lo que más me causaba curiosidad era saber sobre los ensayos de este elenco, la convivencia en ese día a día de arduo trabajo donde se hace difícil ocultar las fricciones entre las persona. “Los ensayos que tuvimos fueron muy buenos; más allá de lo estrictamente relacionado con la obra, disfrutamos mucho esos días. Se armó un grupo unido que se divertía y se conocía día a día”. Julián se reía al contarme que en los ratos libres organizaban carreras con las sillas de ruedas: “El grupo mismo se reía de las discapacidades dando a entender que cualquier discapacidad se puede superar a partir de la aceptación”. Nunca hubo peleas fuertes o discusiones que pudiesen dividir al grupo, para Julián, el entendimiento entre los actores que había en la sala al momento de ensayar era notable. “Son esos grupos de personas que cuando uno trabaja con ellos se siente muy a gusto” me decía con un gesto que contenía cierta emotividad.
Al hablar del tan esperado estreno de la obra, mi entrevistado declaraba que los nervios nunca se van en esas situaciones por más que uno tenga años y años de teatro: “Uno se imagina que las cosas pueden, mejor dicho van a salir mal (risas)”. Las cuatro funciones que tuvo T22 bastaron para que la obra sea elegida para recibir el honor de ser declarada de interés cultural por la Cámara de Diputados. Julián expresaba una alegría imposible de ocultar al hablar que ese día (que luego de varios retrasos se fijo definitivamente el 9 de noviembre) se realizará una presentación especial en la sala anexo a la cámara. “Para mí y para todo el elenco, es un placer inmenso poder volver con la obra al menos una vez y encima en el marco de recibir un honor tan grande como ser declarado de interés general”.
Julián tiene muy claro que no busca fama o fortuna haciendo lo que más le gusta que es el teatro. Además, con T22 quiere demostrar que los actores con discapacidades en realidad no tienen ninguna discapacidad sobre el escenario, que pueden tener una carrera actoral, un sueldo de actor como cualquier otro actor sin “discapacidades”. Hacer teatro para él es tratar de hacer un cambio, generar conciencia sobre la realidad: “Yo pertenezco a un movimiento formado por mucha gente de teatro que quiere cambiar las cosas, dar un mensaje al espectador que lo haga pensar, reflexionar sobre su entorno inmediato (silencio de unos segundos) a través del teatro se pueden hacer grandes cosas”.
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